Santa Rosa de Viterbo



Entre los muchos tesoros artísticos con que cuenta Querétaro, podemos considerar uno de los más representativos el Real Beaterio de Santa Rosa de Viterbo, que fuera dedicado en 1752.

Es este templo un joyel, un precioso relicario que custodia tesoros sin parangón. Los vuelos dorados de sus retablos, de imponente factura y coruscante ornamentación, sus tallas de madera, los lienzos, el bello púlpito de ricas incrustaciones, el abanico del coro alto que es un encaje de dorado, madera y hermosura. Tras el fuerte enrejado del sotocoro, una joya sin par: el órgano tuibular que construyera Mariano de las Casas en 1759.

En la sacristía, la pinacoteca. De ésta cabe destacar el retrato anónimo de Sor Ana María de San Francisco y Neve, sensual belleza en hábito de novicia, la mesa central que se hermana con el púlpito en masgnificencia, el precioso aguamanil para el rito litúrgico sacerdotal.

Un entorno de misticismo, respeto y admiración encontramos en este soberbio ejemplar del barroco queretano, orgullo propio y legítimo.

Una muestra del arte barroco y la sensibilidad de los artístas de del siglo XVIII es el púlpito del templo con incrustaciones de plata, carey, marfil y maderas preciosas que forman el decorado del balcón, las escalinatas y la cúpula, con una armonía y fino trabajo que es un placer a la vista.



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